Surgió en el año 1949. Fue producto de la inquietud del director de la Escuela Profesional de Comercio de Bayamo, Dr. José Antonio Milanés y López, y Miguel Ángel Batista ejecutó la idea con unos jóvenes aficionados e inspirados por la música.
De esa manera, el grupo de muchachos sumados a la inteligencia musical del profesor, se convirtieron en el coro de aquella escuela, pero llegaron a tener maestría, exigencia, éxito y el público los denominó la Coral de Bayamo, más tarde la prensa los bautizaría como la Coral Cubana de Bayamo.
Comentaba Rosa Serrano, una de las pocas integrantes que aún vive, que “debían ensayar todas las tardes, sin falta”; que Miguel Ángel los ponía a interpretar una y otra vez hasta que la actuación quedara con calidad, y llevaba en su mano un diapasón con el determinaba si el conjunto estaba afinado o no.
A pesar de la constancia dice Rosa que casi nadie faltaba a los encuentros, era para ellos un placer aprender y cantar. Así lo demostrarían en cada presentación llenas de anécdotas, en la cual a alguna se le rompió un vestido o a otro se le desprendió un pedacito de la lengua.
Viajaron por toda Cuba, actuaron en Cárdenas, en el Teatro América de La Habana, en Santiago de Cuba y cruzaron las fronteras marítimas para mostrar espectáculos en México. Cosecharon ovaciones y, más de una vez, alargaron sus presentaciones pues el público pedía otra y otra canción.
El repertorio de la Coral estaba compuesto por temas religiosos como el Ave María de Franz Schubert, y otras como O Sole Mío, Noche de Paz, Santa Cecilia. Cuando llegaba el momento de cantar la música tradicional cubana, esos muchachos se vestían con trajes típicos, hechos con el esfuerzo de sus padres y amigos, y ofrecían todo un show para la época lo que era un poco sorprendente en un coro.
Llegaron a integrar la Coral de Bayamo más de 50 estudiante y solo muy pocos sabían música sin embargo, el profesor Miguel Ángel Batista los clasificó en sopranos, quienes eran más en cantidad; mezzo sopranos; contraltos; tenores; bajos y barítonos, que eran los menos. Claro que no todos viajaban al mismo tiempo sino que Batista logró distribuirlos de forma justa para ayudar a los gastos.
Un pequeño párrafo encontrado en un artículo de Efraín Pérez Cámara, publicado en un periódico desconocido hasta la fecha por su deterioro, expresaba: No es solo el talento y la preparación artística musical, sino algo más, un temperamento para la interpretación de nuestras melodías populares que pocas razas pueden manifestar con tanta variedad y tanta abundancia.
Luego de casi 10 años de vida la Coral de Bayamo se desintegra, algunos intentaron volver a encontrarse pero las dificultades fueron superiores a la voluntad. Lo cierto es que lo cosechado por Batista y sus muchachos vive en la memoria de quienes vieron, participaron y escucharon a ese conjunto. Claro que después de estudiarlo es necesario que se recuerde, aprecie como un valor de la historia musical de la ciudad Monumento Nacional y se considere, sin dudas, un antecedente de coro bayamés.
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La Ciudad Monumento Nacional, ese rincón de Cuba que se menciona los días de fiestas nacionales y en alguna que otra referencia literaria o histórica, nos acaba de enviar un bello y delicado mensaje artístico en la visita que hiciera a esta capital la Coral de Bayamo.
Los que entre nosotros no tuvieron el placer de escuchar a ese conjunto musical, se perdieron de una buena cosa.
Sesenta y cuatro jóvenes entusiastas y animosos, se presentaron aquí bajo la dirección de Miguel Ángel Batista, creador y mantenedor del grupo, para ofrecernos la maravilla de su repertorio, conquistar merecidos aplausos y dejar un recuerdo grato en La Habana.
La Coral de Bayamo se fundó el 12 de enero de 1950, por lo que no ha arribado todavía a la mayoría de edad. A pesar de su tierna juventud, da la sensación de algo maduro, con caracteres de fecunda permanencia en nuestro mundo musical.
Predominando en su repertorio lo cubano, la Coral de Bayamo ha roto con todos los lineamientos de la polifonía clásica, guiada por un hombre que realiza una labor muy por encima de toda posibilidad práctica, pero encaminado, con paso firme y serena responsabilidad hacia un propósito tan hermoso que bien merece algo más que la modesta cooperación oficial que se le brinda.
Cuando se diga que los integrantes de la Coral, solo dos miembros conocen música, alguien responderá que estamos mintiendo, porque no se puede creer que tanto equilibrio, tanta armonización, tanto derroche de delicadezas tonales, se obtengan así sin más. Y la verdad es esa.
Como ha logrado el profesor Batista ese resultado, es cosa que ni él mismo puede explicarlo con lujos de detalles.
Un coro a siete voces, con solistas que dan la sensación de dominar a plenitud la técnica musical, se dice con bastante facilidad. Encontrar una maravilla así es lo difícil.
Pienses por un momento lo que es Bayamo, el número de población, los recursos académicos de que dispone, la situación económica, lo limitado de los contactos con centros musicales como la Habana, el tiempo disponible arrancado a horas de trabajo para vivir, la indiferencia de los propios convecinos y el poco estímulo que reciben, para que pueda medirse la magnitud de esa obra que tiene muchas virtudes, destacadas excelencias y muy pocos defectos en su técnica vocal.
Es esta la segunda vez que la Coral de Bayamo visita la Habana, y fuera de Manzanillo, Holguín, Tunas, Santiago y Cárdenas, el resto de las poblaciones cubanas ignoran que en esta tierra hay una institución que nos honra a todos, por ser una de las más genuinas representaciones artísticas de nuestra expresión cultural.
Hemos oído comentarios referentes a la modalidad que presenta el profesor Batista con sus coralistas. En términos generales, ha gustado al público y a los músicos. Su presencia por radio- televisión y trabajo en el Teatro América dejaron sentado que la Coral de Bayamo es buena y su director conciente del papel que desempeña al frente de tan preciada joya.
Los arreglos que forman el repertorio de la Coral, son atrevidos, revolucionaros muchas veces y casi siempre contra toda lógica. Pero los efectos que logra Batista con ese sistema –su sistema- no es cosa de nosotros propiamente. Hace algunos años en Francia se hicieron ensayos, y en Norteamérica se anda mucho por esos caminos. En cuanto a la música cubana, se ha roto la mística de los dúos y los tríos, y si se hace algo para destacar a los solistas, es solo como pretexto para que brille el conjunto siguiendo una línea melódica que parece brotar de entraña de la campiña cubana.
Todo en ese conjunto es delicado, fino, equilibrado, sensitivo.
Cuando sale de lo cubano para abordar un Sole mío o Santa Lucía, pone al servicio de las piezas no solo la calidad vocal, sino la vena sentimental, y con cintas de tonalidades discretas, parece formar un cuadro de arabescos, compresible a todos pero sublime únicamente a aquellos que conocen a fondo la base en que se afinca el director para vencer sin tropiezos todas las dificultades que encierran esos giros melódicamente contrapesados.
Oímos decir que se pretende llevar la Coral de Bayamo a Miami y a México. Ojalá que cristalice el propósito, para que fuera de Cuba se aprecie el valor de esa institución, que debe recorrer primero toda la isla en una gira patrocinada por el Ministerio de Educación, para que antes que en el extranjero, los cubanos disfruten del placer de escucharla.
Creemos que la oportunidad para realizar ese recorrido, es el año entrante, con motivo de celebrarse las Bodas de Oro de la República.
Si Bayamo ha sido declarada Monumento Nacional por razones patrióticas e históricas, nada más aconsejable que de allí salga la caravana artística llevando a su frente la Coral, como la más legítima, representación polifónica del rico cancionero cubano.
Aprovechamos la oportunidad para hacer llegar a la Coral de Bayamo y a su modesto pero valioso Director un sincero saludo, nuestra palabra de aliento, y la seguridad de que han dejado en la Habana una brillante estela, producto de los muchos méritos que tienen y que tan plenamente han sido reconocidos.
Y a Bayamo, de cuyo seno nació esa estrella, la recomendación de que no nieguen su concurso a una institución que es orgullo de Cuba por la calidad de su arte por el prestigio de sus componentes.
Nota: Tomado de la revista Juvenia, páginas 10 y 11. |
Bayamo es una ciudad con una rica tradición en la música coral. Por lo que se destacan en diferentes momentos coros como: la Coral de Bayamo, perteneciente a la Escuela Profesional de Comercio; el Coro Martiano, dirigido por Aida Cabrera; el Polifónico; y el Dietético.
Pero el 7 de enero de 1962 se funda el Coro Profesional de Bayamo a cargo de René Capote Riera. Menos de 20 personas integraban la agrupación en sus inicios, en la que predominaban barítonos y tenores.
Ensayaban en la sala de la vivienda de Capote y más tarde en los altos de la actual Casa de Cultura “20 de octubre”, aunque este espacio de reunión fue inestable, hoy día tienen su sede en la Casa del Coro.
El repertorio primero comprendía música cubana, latinoamericana y europea, eran un total de 12 piezas entre las que se encontraron Oh, Pepita; Estrellita, también conocida como Estrellita de Ponce por el apellido de su autor; y Paradiso de Franz Peter Schubert.
Con apenas tres meses de fundado ofrecieron su primer concierto en el Caney de las Mercedes, lugar perteneciente al municipio Bartolomé Masó y al año hacen una gira nacional.
René Capote dirigió el coro durante casi una década y luego otros artistas asumieron esa labor tan importante para la cultura de Bayamo, ejemplo son: Andrés Arriaza, Mercedes Cedeño, Maricel Ávila Labrada y Mercedes Paumier, esta última lo conduce hasta la actualidad.
Es meritorio señalar que esta institución bayamesa sobresale por la calidad interpretativa de cada una de las piezas musicales que conforman su repertorio, las cuales abarcan desde el Renacimiento hasta la contemporaneidad.
El Coro Profesional de Bayamo, también incursiona en diferentes géneros de la música nacional. Ejecuta las piezas con una dinámica que rompe los formatos tradicionales y posturas estáticas prevalecientes en otros tiempos, que desde los inicios marcaron el panorama de la música coral. Hoy puede verse un coro más movido, que baila al compás del ritmo y de esta forma ofrece al público un espectáculo diferente y quizás, hasta más entretenido.
Los criterios valorativos favorables expuestos en los diferentes escenarios donde se han presentado, como Festivales nacionales e internacionales de coros, conciertos en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, teatro Amadeo Roldán, Salón de los Vitrales en la Plaza Antonio Maceo, Catedral y Conservatorio Esteban Salas de Santiago de Cuba, así como el empaste vocal en sus interpretaciones, lo destacan como portador de una estética única y distinta a la de otros en el país.
El Coro Profesional de Bayamo asume el legado cultural, en la música coral, de la conocida Ciudad de los Coches, en la que resulta imprescindible resaltar aquellas doce jóvenes, seis blancas y seis negras, que interpretaron por primera vez, en acto público nuestro Himno Nacional. |